jueves, 13 de agosto de 2009

El Poder Popular.

A fin de mantener una discusión que desde hacemucho tiempo sostenemos en Movimiento Socialismo Nuevo y con la idea de enriquecer la lucha revolucionaria concreta y los conceptos de que ésta se nutre, el compañero Fernando me ha enviado este artículo sonbre la concepción del Poder Popular, que auí publico y que el día de mañana podré comentar.
Saludos, y gracias a Fer por su colaboración.

¿QUÉ ES EL PODER POPULAR?

1. Enfoque Teórico


Con la crisis global capitalista, la situación de vida de la clase obrera y el pueblo en general, se está degradando continua e irreversiblemente. El capitalismo, ha caído en una crisis económica muy profunda, que no se veía desde la gran depresión de 1929, y tiende a ser peor que esta, según muchos analistas. El neoliberalismo impuesto al mundo desde finales de los años setentas, del siglo pasado “ha empezado a hacer agua”


Durante los últimos 30 años la acumulación de capital, se ha basado crecientemente en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo, la expropiación de las tierras de los campesinos, la especulación financiera internacionalizada, el saqueo de los recursos naturales de los pueblos, el racismo y la xenofobia.


Sufrimos el empobrecimiento absoluto de la clase obrera en todos los países: reducción absoluta de los salarios, extensión de la jornada laboral, intensificación absoluta de los ritmos de trabajo, flexibilización de la contratación, sensible disminución en la seguridad en el trabajo, , incremento de los desempleados, ataques contra todas las conquistas históricas del movimiento obrero. El capitalismo ya no puede sustentar la rentabilidad del capital más que en la degradación absoluta del trabajo, provocando el retroceso histórico continuo de nuestras condiciones de existencia.


Para afrontar el descenso de la tasa de beneficio, provocado por la crisis económica, la clase capitalista esta suprimiendo la política de bienestar social, de intervencionismo inversor del Estado, hasta reducirlos a los mínimos necesarios para la continuidad del capitalismo. De este modo, la clase burguesa se libera de las cargas tributarias, que se hacían inasumibles para mantener la rentabilidad competitiva de los capitales -o lo que es lo mismo, la maximización del beneficio, su elevación creciente en proporción a la inversión; sin embargo la crisis global del capitalismo neoliberal, esta mellando estas medidas tomadas por la burguesía, la tasa de ganancia está cayendo a niveles importantes, el cierre de fábricas, y la quiebra de negocios, están a la orden del día; con lo cual la situación de los trabajadores y el pueblo en general empeora cada vez más, pues la devaluación, inflación y el desempleo, han hecho su aparición, tornando dramática la situación.


A menos que el proletariado y el pueblo, retomen su lucha histórica con todas sus fuerzas, todas las viejas conquistas del pueblo están condenadas a desaparecer, y nuestra situación a empeorar cada vez más. Pero esta energía sólo puede ser liberada de las cadenas de sumisión material y espiritual al capitalismo, situando en el horizonte el objetivo de una auténtica transformación sustancial de nuestras condiciones colectivas de existencia, que sólo será posible a través de la lucha revolucionaria por suprimir el capitalismo.


El proletariado, la clase internacional desposeída de los instrumentos y las condiciones de trabajo, de los medios para producir su propia vida material, encarna ya en sí mismo la negación de la propiedad privada, que no es otra cosa que el producto de su propio trabajo transformado en un poder ajeno que le domina. Sus intereses le orientan, por eso, de modo espontáneo a la unidad frente a esta privación y a la lucha por suprimir la misma. El socialismo, no es otra cosa que el movimiento real del proletariado luchando por suprimir su existencia alienada, su existencia "para otro": para el capital, para el capitalista. O de modo más preciso: el socialismo es el modo de actividad del proletariado cuando actúa revolucionariamente para suprimir la propiedad privada.


La única alternativa al capitalismo es un socialismo nuevo, o sea, la supresión de la división de la sociedad en clases, que es la raíz de las limitaciones y decadencia de la sociedad actual. La revolución proletaria, la construcción del socialismo como régimen social, la creación de una sociedad socialista tiene que empezar por suprimir el trabajo asalariado -cuya esencia es la subordinación del trabajo vivo a la acumulación de capital (trabajo materializado)- y los demás rasgos y categorías económicas de funcionamiento del capitalismo: el valor y el plusvalor, la mercancía y el mercado, la división del trabajo intelectual y manual, la competencia.


La condición de este proceso, esencialmente económico, es la destrucción del Estado capitalista y su sustitución por el poder autoorganizado y democrático del proletariado y del pueblo, de la mayoría de la sociedad, para suprimir la propiedad privada de los medios de producción sociales y la separación entre la sociedad civil y el poder político organizado. Los llamados regímenes "socialistas" o "comunistas", el propio bolchevismo, no sólo no realizaron el socialismo, sino que ni siquiera alcanzaron un nivel de desarrollo material de la sociedad comparable al capitalismo avanzado que era su contemporáneo. El bolchevismo creó una forma totalitaria de capitalismo de Estado, basada en la explotación del trabajo asalariado y, consiguientemente, en la dominación política e ideológica de una nueva clase dominante sobre el proletariado, una burocracia como propietaria colectiva de los medios de producción.


Por supuesto, estos sistemas sociales estuvieron lejos de dar lugar a una verdadera libertad y autorrealización humana, tanto material como espiritual.


Históricamente, y a raíz de estos fracasos, han surgido nuevas formas de organización y concepciones de lucha y la más importante es la del Poder Popular.


El Poder Popular se opone a las concepciones tradicionalistas de lucha, como el vanguardismo y las concepciones leninistas, estalinistas, trotskistas, maoístas y de partidos revolucionarios centralizados, para lograr una sociedad superadora del capitalismo. Considerando que la revolución rusa de 1917 y las subsiguientes fueron revoluciones fracasadas, que dieron lugar a formas totalitarias de capitalismo de Estado, una nueva revolución debe concebir al poder popular como su objetivo primordial histórico. El proletariado necesita nuevas formas de organización que respondan a su emancipación individual y colectiva como seres humanos, y que sirvan para fundamentar su desarrollo autónomo como clase revolucionaria consciente y como poder de masas frente al capitalismo, formas de organización que constituyan la base de su futuro poder revolucionario organizado en consejos obreros y asambleas populares, tomando conciencia de su poder, de su capacidad de acción, despertando todas las energías dormidas por una vida de esclavizamiento en el trabajo y de anulación política e intelectual.


Este esfuerzo combinado, que concurre con la propia lucha de clases, impulsada por las necesidades inmediatas, y que encuentra en esa lucha la fuente de vitalidad y de experiencia necesarias para acometer el desarrollo autónomo de la clase obrera como sujeto revolucionario, constituye el elemento activo y básico del movimiento socialista real, del movimiento obrero y popular revolucionario.


El Poder Popular sitúa todas sus esperanzas en las propias capacidades de los proletarios para luchar y pensar por sí mismos, asumiendo la puesta en la práctica real, radical y universal, de la histórica consigna internacional: "LA EMANCIPACIÓN DE LA CLASE OBRERA DEBE SER OBRA DE LOS OBREROS MISMOS".


Consideramos que nuestra tarea como revolucionarios, es construir el Poder Popular que responda a las necesidades inmediatas y futuras de la clase obrera y de la humanidad entera; que construya un programa para el desarrollo integral del proletariado como sujeto revolucionario, un programa que sea un auténtico método de comprensión y transformación del mundo, una guía para la acción en la época actual, marcada por el confusionismo creado por los poderes ideológicos del capital y por el anacronismo de las concepciones, de las organizaciones y de las prácticas del viejo movimiento revolucionario.


Las viejas formas de organización son formas que reproducen las relaciones sociales capitalistas, la subordinación del trabajo vivo al trabajo materializado, de la energía de la clase a estructuras de representación, basadas respectivamente en el mero aglutinamiento de masas, en el caso de estructuras gremiales centralizadas y burocráticas, y en sometimiento del pensamiento individual a la ideología en el caso de los partidos políticos. La construcción de un nuevo poder popular, pasa por fundamentar todo en la cooperación libre y entusiasta entre iguales, por sustituir el aglutinamiento de individuos tras unos cuantos dirigentes, por la creación de agrupamientos autónomos a partir del compromiso individual y colectivo con la lucha práctica y en un espíritu de comunidad y fraternidad. Las Auténticas comunidades de lucha de los proletarios, pasa también, por la supresión de todas las formas especiales de partido, fundadas en el sometimiento intelectual dentro y en la lucha por la hegemonía política e ideológica sobre las masas -cuando no pura y simplemente por el poder en el Estado burgués-. Los partidos políticos deben ser reemplazados por agrupamientos de nuevo tipo, basados en el compromiso de clase y en el continuo trabajo de desarrollo teórico, de discusión política, de propaganda y agitación, cuya función es aportar elementos para la autoclarificación de las masas e impulsar así a su acción autónoma, no dirigirla dogmáticamente


Igual que las relaciones de producción capitalistas, que en un principio fueron revolucionarias y progresistas contra el feudalismo y desarrollaron las fuerzas productivas sociales, pero que en el transcurso de la historia se han convertido en trabas insuperables para su desarrollo, en la misma manera las formas de organización obrera tradicionales se convierten también en trabas al desarrollo del proletariado como sujeto revolucionario, impidiendo que rompa espiritualmente con su condición social forzada, esclavizadora y alienante, con su condición de clase dominada. Pero, la construcción de nuevas formas de organización, sólo puede ser el resultado de las necesidades determinadas por la lucha de clases, junto con la imprescindible maduración de la conciencia del proletariado a respecto de las mismas. Por eso, debemos entender que, el desarrollo de la lucha de clases con una orientación revolucionaria práctica, la organización basada en la cooperación libre, y el crecimiento de la conciencia del proletariado, constituye una unidad interdependiente.


La supresión de la división entre dirigentes y dirigidos en el movimiento proletario tiene que basarse en el esfuerzo constante, individual y colectivo, por el desarrollo de las propias capacidades y de la autoactividad, por lograr una transformación integral humana, acorde con nuestra esencia común como especie social, en ruptura con el egoísmo vulgarmente materialista de la propiedad privada, con el consumismo mercantil, con el autoritarismo posesivo, que constituyen la cara externa de la miseria espiritual en la que "vive" la sociedad actual.


La liberación espiritual es decisiva para el desarrollo del movimiento revolucionario, pero lo determinante del carácter revolucionario del movimiento es el antagonismo de clases que atraviesa la sociedad capitalista en todos los aspectos de la vida social. El comunismo no es la idea de ningún genio, sino antes que nada, la necesidad viva del proletariado de superar la sociedad existente. Su realización requerirá, como decían Marx y Engels, de todas las energías de que disponga la clase revolucionaria, del desarrollo de sus capacidades en correspondencia con las tareas y objetivos que habrá de cumplir, de su asociación para efectuar esta inmensa transformación, que significará el salto del reino de la necesidad al reino de la libertad.


2. El Poder Popular Enfoque Práctico

La aplicación de las políticas neoliberales ha traído como consecuencia rebeliones e insurrecciones populares, que se han enfrentado a las políticas depredadoras del capitalismo salvaje (neoliberalismo).


Las expresiones del Poder Popular en América Latina han sido muy importantes, manifestando la existencia de este como una alternativa revolucionaria para los pueblos en el camino de su liberación.


Como antecedente importante, en 1994, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, se levanta en armas en Chiapas con demandas de: democracia, libertad y justicia, pero también se manifiestan en contra del neoliberalismo y por la humanidad.


Las acciones de los alter mundistas en contra del neoliberalismo, con expresiones concretas en contra del Banco Mundial (BM.), Fondo Monetario Internacional (FMI.), Organización Mundial de Comercio (OMC.), se expresan en la práctica de manera contundente a fines de 1999 cuando el movimiento alter mundista, prácticamente toma la ciudad de Seattle en Estados Unidos para impedir las reuniones del Fondo Monetario Internacional (FMI).


En Venezuela a pesar de los esfuerzos del imperialismo norteamericano por derrocar al presidente Hugo Chávez todo ha sido inútil; Venezuela juega un papel de primer orden, en el trazo de las alianzas y en contra de Estados Unidos sin romper con él, en compañía de Cuba avanza en la construcción de un bloque en América Latina el ALBA, tomando acuerdos energéticos muy importantes.


Como consecuencia de esta política independiente de Venezuela, el imperialismo yanqui patrocinó en abril de 2002 un golpe de estado, con la pretensión de derrocar al presidente Hugo Chávez y terminar así, con la Revolución Bolivariana.


El presidente Chávez es tomado prisionero por la derecha venezolana encabezada por el usurpador Carmona y metido a la cárcel; pero el pueblo venezolano, mediante una movilización general exigió y logró restituir a Chávez en el poder y EU, no pudo lograr el derrocamiento del presidente venezolano.


En Bolivia, país de gran tradición de lucha se ha ido formando un poder popular, que ha venido avanzando en la recuperación de su patrimonio nacional, como sucedió con la guerra del gas y el ajuste de cuentas a los representantes del estado burgués boliviano, que se ilustra en la caída de dos gobiernos: el de Sánchez de Losada y el de Mesa. Las masas lograron detener la privatización de sus recursos energéticos gracias a sus movilizaciones y movimientos armados y han venido avanzando hasta lograr triunfar en las elecciones.


En las elecciones presidenciales del 18 de diciembre de 2005 triunfa sobre la derecha y en contra de la voluntad del imperialismo Yanqui, el indígena cocalero, Evo Morales cuyo proyecto es alternativo al neoliberalismo.


Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS), han venido forjando su proyecto antineoliberal, el que se está aplicado con su triunfo electoral.


Durante la noche del 19 de diciembre de 2001, el pueblo argentino recuperaba la calle, expulsaba mediante su movilización contundente a un gobierno neoliberal y mentiroso, que había intentado abrir el camino de la represión masiva para tapar el hambre de los argentinos. Hambre creada y propagada hasta el hartazgo por el gobierno de Carlos Saúl Menen, que gobernara la nación los años 1989 y 1999. En dos jornadas memorables el Pueblo argentino recuperaba su categoría histórica. El Pueblo en la calle, derrotaba al inepto -y harto corrupto- habitante de la Casa Rosada.


La rebelión del 19 y 20 continuó entonces esta tradición de lucha de las masas. El día 20 en la batalla de Plaza de Mayo y en otros lugares del país. Ese día, los anteriores y los posteriores, la juventud ocupada y desocupada, dio una pelea frontal y heroica a las fuerzas represivas; era una nueva juventud fogueada en la lucha contra la policía del gatillo fácil, la corrupción y el asesinato de jóvenes y de pobres, en las villas, en los barrios miserables, en los estadios de fútbol y los recitales, esa juventud puso a raya a las fuerzas represivas. Sin embargo, la barbarie de las fuerzas policiales, dejó un saldo de 35 ciudadanos muertos; 40 en todo el país.- Fue tal el empuje de las masas que las fuerzas represivas del gobierno neoliberal, debieron ceder el control de la ciudad al pueblo, siendo derrotadas por la acción heroica de jóvenes -y cincuentones- que usando piedras y motos enfrentaron a un enemigo que disponía de todo el arsenal de fuego. Ya en la misma noche del 19 de diciembre la multitud que marchó contra la explotación del modelo neoliberal, mostró señales de un tiempo nuevo. En realidad la crisis del capitalismo salvaje argentino era de tal magnitud que se hallaban al descubierto los dos elementos principales del poder capitalista neoliberal actual: la democracia burguesa, con su representación destrozada al calor del ‘que se vayan todos’ y sus políticos escondidos y disfrazados y el capital financiero desnudando, es decir, la esencia expropiadora del capitalismo, robando desembozadamente sus ahorros a los dos tercios inferiores de la nación.


Sólo la inexistencia de fuerzas de recambio político no aparecidas hasta entonces, ni hasta hoy, así como la supervivencia de una izquierda dogmática, permitieron que el 19 y 20 no surgiera en un nuevo proyecto político nacional, superador de la crisis. El 19 y 20 alumbraron tres elementos que podrían ser la punta para un nuevo movimiento popular: un potente movimiento de trabajadores desocupados, encuadrado en el Movimiento Piquetero; una expresión natural de organización política popular a través de Asambleas Populares y una profundización del mecanismo de ocupación y puesta en marcha por sus trabajadores de las empresas abandonadas por la burguesía: las empresas recuperadas. La enorme potencialidad de dicho movimiento sumado a la posibilidad entonces, de un frente con las izquierdas, puso juntos en la calle a piqueteros, asambleas populares y partidos de izquierda, los que realizaron las movilizaciones más numerosas y continuadas desde la traición menemista. Este fue el período de movilización de masas más importante de estos tiempos; el comprendido entre diciembre de 2001 y mayo de 2003.


En el año de 2006, en Oaxaca, se da un poderoso movimiento de masas, encabezado por la sección veintidós del magisterio, quien logra aglutinar a varios pueblos, en la lucha contra el Estado burgués, encabezado por Ulises Ruiz (a nivel estatal) y por Vicente Fox y su delfín, el espurio Felipe Calderón(a nivel federal).


El poder popular oaxaqueño, constituye La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), dando batallas memorables, contra Ulises Ruiz, exigiendo su destitución, y poniéndolo en jaque, el cual pudo salvar el pellejo político, gracias a la intervención represiva de la PFP, ordenada desde el centro por Felipe Calderón.


El movimiento revolucionario y autogestivo de las masas se expanden prácticamente por toda América. Las insurrecciones en Bolivia, Argentina, y la defensa de Hugo Chávez en Venezuela, así como la aparición de la APPO, ponen de manifiesto el grado de conciencia y organización de las masas y su disposición para la lucha.


Las asambleas populares abren un nuevo proceso en las luchas populares. El movimiento le disputa a la burguesía neoliberal por la fuerza, la legitimidad de ser, de exigir, de hacer valer sus demandas, el movimiento desarrolla sus propias herramientas de intervención para recuperar sus espacios de participación y ampliar sus potestades; las masas ejercen su derecho a reunirse regularmente, con lo que las asambleas populares se multiplican en las ciudades y en los barrios.


El poder burgués es un poder elitista, es un enemigo natural de las asambleas populares y estas constituyen un poder paralelo (Poder Popular) que le es antagónico al poder burgués, por eso se constituyeron en su momento en una alternativa revolucionaria. Las asambleas habrán de proponer las formas de gobierno y el control de la comunidad, puesto que el poder popular será la base sobre la que se construya una nueva sociedad. ; Las asambleas populares –más allá de su destino posterior representan la radicalidad revolucionaria que no tiene vuelta atrás... Estas rechazan la “política de aparato”, que reproduce los esquemas verticales de arriba hacia abajo en la toma de decisiones y se basa en el poder horizontal de las masas.

3. A Manera de Conclusión

Si algo define al socialismo son dos cosas: 1) la propiedad social de los medios de producción y 2) el poder popular.


En cada una de las todavía pocas experiencias socialistas que hemos transitado hasta el momento entre el siglo pasado y comienzos del presente, estos elementos -con sus respectivas particularidades- han estado puestos siempre como puntos prioritarios en la agenda de la construcción de las nuevas sociedades.


¿Qué es exactamente el poder popular? Es el poder que emana del pueblo, pero no esa delegación simbólica, aguada y desabrida, de la democracia representativa, donde cada cierto período se cumple con el rito de elegir a supuestos representantes de la voluntad popular. No, en absoluto. El poder popular es el ejercicio efectivo, a través de la organización y la participación real, de la amplia mayoría de un pueblo en la decisión de los asuntos básicos que le conciernen; es el poder del pueblo que se opone al de la burguesía, constituyéndose en un poder paralelo, capaz de enfrentarla y derrotarla en un momento histórico determinado.


El poder popular es más, infinitamente más que la atención de los problemas puntuales de una comunidad acotada, el alumbrado público o el adoquinado de un barrio, la resolución de un problema específico del transporte colectivo de un sector urbano, o la instalación del agua potable o la edificación de una escuela en una comunidad rural. El poder popular es la democracia real, directa, efectiva, participativa del pueblo soberano, no sólo para atender problemas prácticos puntuales sino para definir y controlar la implementación de políticas macro a nivel nacional, e incluso internacional.


No es fácil su puesta en marcha, y las pocas experiencias habidas hasta ahora (la Comuna de París, los Soviets en la Rusia bolchevique, los consejos obreros y campesinos chinos, los Comités de Defensa de la Revolución cubanos, etc.) muestran que implica un camino largo, complejo, no exento de dificultades. Pero así se hace el socialismo, hacia una sociedad nueva, libre de explotación, plena de justicia.

MOVIMIENTO SOCIALISMO NUEVO.

Fernando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hola, te agradecemos que dejes tus comentarios sobre cualquiera de los temas que planteamos en el blog. Si deseas contactarnos o quieres más información por favor comunícate a mrm09ac@gmail.com